La pandemia ha funcionado como un acelerador del cambio y la digitalización. Ante este escenario, las empresas han entendido inmediatamente la oportunidad y la necesidad de una estrategia de formación virtual, que permitiera a todos sus equipos directivos seguir actualizando su formación y sus capacidades para dirigir personas, equipos y proyectos, en el momento que más falta les hace.
Y, Cómo será la formación:
- Autorregulada. Las empresas están poniendo a disposición de sus equipos directivos itinerarios formativos muy completos, para que éstos decidan cuándo y dónde quieren acceder a la información. La autorregulación de la formación apela a la responsabilidad de los directivos y a su compromiso con sus propias carreras profesionales.
- Virtual. En principio es más corta. Evita desplazamientos, alojamiento y manutención, lo que supone un ahorro para los profesionales. Además, gracias a las muchas plataformas de comunicación disponibles, los encuentros entre los formadores y los directivos se puedan realizar desde cualquier lugar, en periodos cortos y les permita posteriormente, de forma inmediata, seguir con su trabajo.
- Invertida. El modelo de aula invertida, o inversa, apela al hecho de que en la formación virtual primero accedes a la información, cada uno a su ritmo, y luego se trabaja conjuntamente. De esta forma, cuando los formadores se encuentran con los participantes, éstos ya han accedido a la información, ya la han considerado, la han debatido en los foros de discusión, y posiblemente hayan accedido a información complementaria. Esto permite que cuando los alumnos se encuentran con los formadores es para directamente bajar la información a su realidad, explorar los límites de la información y trabajar como la pueden poner en práctica.
- Medible. Saber si el presupuesto de formación es un gasto o una inversión. El tema no está resuelto, pero cada día está más cerca. La formación actual, más virtual y con un soporte tecnológico mayor, permite establecer indicadores de rendimiento que dan pistas muy válidas sobre el impacto de la inversión. KPI como aprovechamiento de los contenidos disponibles, que mide todo el contenido que los participantes podían trabajar, cuánto están trabajando, cuánto acceden a los materiales disponibles, cuánto tiempo están trabajando con ellos, cuanta interacción tienen en los foros de debate, etc. Un segundo indicador es el aprendizaje, fácilmente medible, a través de los diversos cuestionarios que acompañan al contenido, que además de medirlo ayudan a anclar el conocimiento. Un tercer indicador es la satisfacción y la percepción de relevancia de los contenidos, donde se mide la utilidad que los participantes le encuentran a la formación que han realizado y el funcionamiento de todo el proceso de aprendizaje.
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